El Feng Shui, como las otras disciplinas, intenta armonizar los elementos entre sí de forma que la energía fluya de la manera más equilibrada posible dentro del ámbito de aplicación, sea una casa o un local comercial. También tiene en cuenta la energía de las personas que se mueven en ese espacio, ya que su energía también interactúa con las energías presentes. Otra cosa que se tiene en cuenta es el paso del tiempo, ya que las energías no son estáticas sino que fluyen continuamente.
Los cinco elementos son: madera, fuego, tierra, metal y agua. Cada uno de ellos está relacionado con una localización geográfica dentro del espacio, con una parte del cuerpo, con una emoción, con un sabor, con una forma, una gama de colores... pero eso lo explicaré cuando hable de cada uno de los elementos en particular.
Ahora mismo lo que interesa es establecer las diferentes relaciones que puede haber entre los cinco elementos.
Para empezar hablaremos del ciclo constructivo. Cada uno de los elementos nutre a otro, por lo tanto, lo potencia. Este ciclo, que corresponde a las flechas verdes, se desarrolla de la siguiente forma:
Cuando un elemento nutre a otro, éste a su vez debilita al primero. Este ciclo está representado por las flechas amarillas del diagrama. Eso sucede de la siguiente manera:
- La madera debilita al agua.
Además, hay un ciclo de control (algunos lo llaman de destrucción) representado por las flechas rojas, que funciona así:
- La madera controla a la tierra.
A la vez que se da ese ciclo de control, se da un ciclo de agotamiento. La energía del elemento que controla a otro, se agota en el esfuerzo de controlarlo. Así:
- La madera agota al metal.
Normalmente, decimos que hay un desequilibrio entre dos elementos cuando se establece un ciclo de control-agotamiento. En ese caso hará falta poner un elemento que armonice a ambos y que impida que las energías de ambos se “pierdan”. Así es como unos elementos armonizan los desequilibrios entre otros:
- La madera armoniza el desequilibrio entre agua y fuego.